El Cantar del mio Cid

El Cantar del mio Cid es una historia épica que narra las valerosas hazañas del Cid Campeador.

Se trata de un cantar de gesta: una historia de héroes propia de la Edad Media, transmitida oralmente por los juglares. En sus versos se narra la gesta del Cid Campeador para recuperar la honra perdida.

El Cantar del mio Cid
Don Rodrigo Díaz de Vivar, alias el Cid Campeador

A continuación podrás encontrar un enlace al texto completo del Cantar del mio Cid. También, un resumen de su argumento, junto con un análisis de la estructura de la obra, de sus personajes y de su contexto histórico. Por último, si tienes pereza de leer, te ofrecemos la obra completa en formato audiolibro.

La lengua original de el Cantar del mio Cid es el castellano medieval. Hoy en día, resulta difícil leerlo en dicha lengua. Para que pueda entenderse, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes ofrece la obra completa, traducida al castellano moderno.

La obra original se conserva casi completa. De hecho, es el único cantar épico de la lengua española que se conserva casi en su totalidad. Sólo le faltan la primera hoja y otras dos en el interior. Estas “lagunas” se han suplido con extractos de otras obras relacionadas.

La versión que está disponible en la actualidad se basa en una copia manuscrita de 3.730 versos, transcripta por Per Abbat. El Cantar del mio Cid es una obra anónima, por lo que Per Abbat es un simple copista, no el autor del texto.

Indice:

Resumen del Cantar del mio Cid

El Cantar del mio Cid está dividido en tres cantares: Cantar del destierro, Cantar de las bodas de las hijas de Cid, y Cantar de la afrenta de Corpes.

Cantar del destierro

Rodrigo es acusado falsamente de haberse quedado con las parias que fue a recaudar a Sevilla. El Cid es desterrado de Castilla por el rey Alfonso VI. En su destierro, cuenta con la compañía de algunos de sus amigos. El rey ordena que nadie les dé albergue. El Cid, por nobleza, se niega a quedarse en una posada y acampa en las afueras. Deja a su esposa e hijas bajo el amparo del abad Sancho, del monasterio de San Pedro de Cardeña. Inicia una campaña militar en tierras no cristianas. Conquista Castejón y Alcocer y, por último, derrota en la batalla de Tévar al conde catalán don Remont. Éste, inflamado de soberbia por haber sido capturado, se niega a comer. Hasta que la amabilidad del Cid le hace deponer su actitud. Con cada victoria envía una parte del botín al rey, buscando conseguir el perdón real.

Cantar de las bodas de las hijas de Cid

Este cantar comienza con la llegada del Cid a Valencia. La ciudad estaba en poder de los moros, pero Rodrigo logra conquistarla. Luego envía a su amigo Álvar Fáñez a la corte de Castilla con nuevos regalos para el rey. A éste le pide que se le permita reunirse con su familia en Valencia. El rey accede a la petición, y el Cid puede mostrar orgulloso la ciudad a su familia desde una alta torre. El rey Alfonso lo perdona y levanta el castigo que pesaba sobre el Campeador y sus hombres. Los infantes de Carrión, nobles del reino de León, piden en matrimonio a las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol. El mismo rey pide al Campeador que acceda al matrimonio. Para terminar de congraciarse con él, accede, aunque no confía en ellos. Pero las bodas con los infantes finalmente se celebran.

Cantar de la afrenta de Corpes
Inscripción que rememora la afrenta de Corpes
Inscripción en el Robledal de Corpes

En este cantar es donde los infantes de Carrión hacen evidente su cobardía. Ésta se nota en la primera tirada del cantar, cuando un león se escapa de su jaula y ellos huyen despavoridos. Luego lo hacen también en la lucha contra los musulmanes del rey Búcar de Marruecos, cuando éste quiere recuperar Valencia. Los capitanes del Cid ocultan el deshonor de los Infantes al Cid y se burlan de ellos. Sintiéndose humillados, los infantes deciden vengarse. Para ello emprenden un viaje hacia Carrión de los Condes con sus esposas.

Al llegar al robledo de Corpes, los infantes azotan a sus esposas hasta dejarlas desfallecidas. Las abandonan para que se las coman los lobos, pero son rescatadas por Félix Muñoz, el sobrino del Cid, quien las lleva de nuevo con su padre. Éste, sintiéndose deshonrado, pide justicia al Rey. Alfonso VI inicia un juicio, el cual comienza con la devolución de la dote que el Cid dio a los infantes: sus espadas Tizona y Colada. El juicio culmina con el duelo entre los representantes del Cid y los infantes. Estos resultan vencidos, quedan medio muertos y deshonrados, y sus bodas son anuladas. El poema termina con los preparativos para las bodas entre las hijas del Cid y los príncipes de Navarra y Aragón. La honra del Cid llega entonces a su punto más alto.

Estructura de la obra

El Cantar del mio Cid presenta una secuencia argumental que gira en torno a la honra del protagonista: obtención, pérdida, restauración, pérdida, restauración. Si bien el texto no lo refleja, en un principio el Cid es un fiel caballero y vasallo de su rey. La primera pérdida es el destierro. Luego sigue la primera restauración, con el perdón real y las bodas de las hijas de Rodrigo. Después viene otra pérdida, cuando las hijas son repudiadas, y finalmente la última restauración con el juicio y las bodas con reyes.

Personajes

El personaje principal o protagonista es Rodrigo Díaz de Vivar, a quien se conoce como el Cid Campeador. Dicho nombre se debe a sus victorias en varios combates claves como representante del rey de Castilla. El Cid se caracteriza por trazarse objetivos y alcanzar sus metas, a pesar de todo lo que se le interpone en el camino.

Personajes secundarios:

Alvar Fáñez: también llamado Minaya, es un personaje de gran importancia en el Cantar del mio Cid, puesto que siempre está junto al protagonista. Se convierte en una ayuda clave para que el Cid pueda alcanzar sus metas.

Doña Jimena Díaz, Cantar del mio Cid
Doña Jimena Díaz, esposa del Cid Campeador

Doña Jimena Díaz: es la esposa del Cid. Es fiel a su marido, a pesar de verse obligada a estar separada de él durante cinco años. Teme por la vida de su esposo en varias ocasiones, hasta que aprende que no debe hacerlo.

Sol y Elvira: las hijas del Cid son personajes leales. Demuestran su amor incondicional hacia su padre. Caen en la trampa de los infantes de Carrión, y por acción del Cid, finalmente terminan casadas con hombres nobles.

Rey Alfonso VI: es un personaje importante en la historia. Su actitud con respecto al Cid es cambiante, puesto que primero lo destierra y luego le concede el perdón. Lo caracterizan su astucia y su codicia. Así y todo, el Cid se mantiene leal a su figura y no cuestiona su autoridad.

Gonzalo Anzures: es el padre de los infantes de Carrión. Es enemigo del Cid, responsable en buena medida de su destierro.

Martín Antolinez, Muño Gustioz y Pedro Bermúdez: son los tres caballeros del Cid que luchan el duelo final de la obra. Salen victoriosos y llegan a Valencia con buenas noticias para el Cid.

Infantes de Carrión: llamados Diego y Fernando, se trata de los dos personajes que reúnen gran cantidad de defectos. Son cobardes, repulsivos, codiciosos y vanidosos. Desde el principio planean quedarse con las riquezas del Cid, y finalmente reciben su merecido.

Félix Muñoz: sobrino del Cid. Es quien llega al rescate de Doña Sol y Doña Elvira cuando ambas son abandonadas en Corpes.

Infantes de Aragón y Navarra: nobles que finalmente se casan con las hijas del Cid.

Tema principal y temas secundarios

El tema principal del Cantar del mio Cid es la honra del héroe y la lucha por su recuperación. Este tema es el motor de la obra, en torno del cual se van sucediendo los acontecimientos.
Entre los temas secundarios se encuentra:

  • Una crítica a la alta nobleza de sangre cortesana, y una alabanza a la nobleza de quienes consiguen la condición de nobles a fuerza de méritos propios.
  • La integridad en un sentido cristiano, político, social y humano, destacada en la personalidad del Cid. Esa integridad le permite al Cid mantener la fidelidad de sus vasallos. Y le consigue la recuperación del favor del rey. En el sentido social y humano, la integridad del Cid se pone de manifiesto en el amor a su familia y a sus amigos.

Métrica y estilo

El Cantar del mio Cid está escrito en versificación irregular. La medida de los versos oscila entre las 10 y las 20 sílabas, aunque se observa un predominio de los de 14, 15 y 13 sílabas, con hemistiquios de 6, 7 y 8 sílabas combinados preferentemente en 7 + 7, 7 + 8 y 6 + 7. Los versos están agrupados en series, también llamadas tiradas, que encierran una misma idea. La asonancia de éstas es más o menos continua. La asonancia suele cambiar cuando la narración da paso al discurso directo o viceversa. También, cuando comienza una nueva escena o tema.

En cuanto al estilo, el poeta dota a los personajes de cualidades excelentes mediante adjetivos épicos. Por ejemplo: “el que en buen hora nació”, “el bueno de Vivar”. También usa adjetivos ponderativos o afectivos que se extienden no sólo al héroe, sino también a su mujer, a su caballo y a otros personajes.

Por tratarse de un cantar, el autor presupone la existencia de un auditorio. Es por eso que se insta al lector a visualizar las escenas emocionantes mediante expresiones señaladoras. El autor también se introduce en la obra a través de sus propios comentarios.

Estilo

Se utiliza con cierta frecuencia el ablativo absoluto, y también aparecen los pleonasmos, por ejemplo: “llorando de los ojos”, que intensifican el impacto emotivo. Se utiliza la anteposición del artículo al adjetivo, con el fin de individualizarlo y atribuirle la cualidad en exclusiva. Por ejemplo: “Castilla la gentil”, “Valencia la clara”. Hay gran cantidad de descripciones de personas, batallas y lugares.

El poeta le confiara a la obra una gran claridad, simplicidad y, a la vez, una severa grandeza. La narración transcurre con rapidez y dinamismo. Se nota un uso escaso de ornamentación y adjetivación, y las expresiones discurren entre una infinita gama de matices, que van desde la fin ironía hasta el drama.

Contexto histórico

El poema fue escrito hacia el año 1110, en plena época medieval. Se considera que la historia del mio Cid fue cantada por primera vez poco después de sucedidos los hechos, por un juglar de la zona de San Esteban de Gormaz.

Los personajes y los hechos que aparecen en la obra pertenecen a la historia real de España. Sin embargo, los hechos están narrados con tal exaltación que resultan inexactos y parciales. Está claro que, quien escribió la historia, no buscaba crear un documento histórico, sino destacar las proezas y hazañas del Cid Campeador.

Por otra parte, se destaca el realismo de la obra. Las batallas, los lugares geográficos y las descripciones de costumbres, vestidos y comida se describen con gran fidelidad. En ese sentido, el Cantar del mio Cid resulta de gran valor histórico, al punto de que existen recorridos turísticos que, en la actualidad, exploran los lugares en donde ocurrieron los hechos.

El Cantar del mio Cid en Audiolibro

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