La leyenda del Kraken

Pintura medieval del Kraken atacando un navío por Dall-E

Según las leyendas nórdicas, el Kraken es un monstruo marino de gigantescas proporciones que emerge de las profundidades del océano para atacar embarcaciones y devorar a sus tripulaciones. Se lo suele representar como un enorme pulpo o calamar.

La historia del Kraken se remonta a la edad media y se sitúa en los mares del Norte, más precisamente entre Noruega, Islandia y Groenlandia. En las leyendas nórdicas se lo describe como un temible monstruo marino del tamaño de una isla, con enormes tentáculos y capacidad para tragarse barcos enteros e incluso ballenas. Una de las más antiguas menciones de la leyenda del Kraken de que se tiene noticia pertenece a la saga islandesa de Örvar-Oddr, del siglo XIII. En esta obra, el autor no hace referencia al monstruo marino con el nombre de kraken, sino que describe otras bestias similares, con los nombres de hafgufa y lyngbakr.

El monstruo marino comúnmente llamado kraken trasciende el ámbito de la leyenda. También se lo menciona como un animal marino real en distintas crónicas de viajes, como la del sueco Olaus Magnus, del siglo XVI. En estas crónicas, Magnus describe criaturas marinas colosales capaces de hundir un barco.

En las leyendas nórdicas se describe al kraken como un temible monstruo marino del tamaño de una isla, con enormes tentáculos y capacidad para tragarse barcos enteros e incluso ballenas.
En las leyendas nórdicas se describe al kraken como un temible monstruo marino del tamaño de una isla, con enormes tentáculos y capacidad para tragarse barcos enteros e incluso ballenas. Ilustración: Dall-E 2.

Un calamar gigante

En el folklore nórdico, al kraken usualmente se lo describe como un calamar gigante, dotado de tentáculos fuertes y largos, que es capaz de interceptar grandes embarcaciones para arrastrarlas hasta el fondo del mar. Abundan reportes navales de avistamientos de estos calamares gigantes, si bien las historias al respecto comenzaron a menguar una vez finalizado el siglo XVIII.

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La leyenda del Silbón

El Silbón

El Silbón es una figura legendaria en Venezuela, asociada especialmente a la región de Los Llanos. Al Silbón se lo suele describir como un alma perdida. La leyenda del Silbón surgió a mediados del siglo XIX y llega a nuestros días por tradición oral.

La Leyenda del Silbón
Se dice que el Silbón recorre los llanos venezolanos llevando una bolsa con los huesos de su padre.

La historia del Silbón comienza con un hijo que mata a su padre. Hay diferentes versiones sobre el motivo del asesinato. Una dice que el hijo volvió a su casa un día y encontró a su padre abusando de su esposa, y por eso lo mató. Otra indica que el hijo era un malcriado al que le daban todos los gustos, y que un día le pidió a su padre que cace un ciervo. Pero como el padre no lo hace, lo mata y le extrae el corazón y el hígado, y se los da su madre para que los cocine.

La condena eterna del Silbón

La madre, al ver que la carne que le dio su hijo era dura, empezó a sospechar que algo estaba mal. Luego descubrió que esos órganos eran las entrañas de su propio marido, por lo que maldijo a su hijo para toda la eternidad. El abuelo también lo condenó, obligándolo a llevar los huesos de su padre para siempre, luego de azotarlo con un látigo, ponerle ají picante en las heridas y atacarlo con perros hambrientos. De allí que, para ahuyentar al Silbón, pueden usarse los tres elementos que se usó su abuelo para castigarlo: ají picante, un látigo (también llamado mandador de pescuezo) y un perro (no cualquier perro, el perro Tureco o perro del demonio).

Sin embargo, ante la imposibilidad de comprobar la efectividad de esos amuletos para ahuyentar al Silbón, lo más conveniente es no salir por la noche a recorrer los llanos de Venezuela.

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La leyenda del golem

Leyenda del golem

Según la leyenda de origen judío, el golem es un hombre de barro que cobra vida para hacer justicia a pedido de sus amos y creadores.

La leyenda del golem (término derivado del hebreo guélem, que significa materia) se remonta a fines del siglo XVI y principios del XVII, luego de concluida la edad media. Trata sobre un autómata creado con arcilla que obedece órdenes escritas en un papel y colocadas en su boca. La leyenda dice que el gólem cobraba vida cuando su creador le encomendaba cumplir una misión.

Retrato del emperador Rodolfo II.
Retrato del emperador Rodolfo II.

El emperador Rodolfo II

Rodolfo II, el emperador del Sacro Imperio Austro Húngaro, había desterrado a la comunidad judía de la ciudad de Praga (capital de la República Checa), culpando a todos los judíos por la desaparición de un niño cristiano. Según la leyenda, un rabino conocido como Rabbi Löw (su nombre completo era Judah Loew ben Bezalel), tuvo un sueño en el que se le pedía que fabricase un hombre de arcilla y le diera vida.

Tal como había hecho Jehová en las escrituras para crear al hombre. Ese hombre de barro obedecería las órdenes de su creador, y se lo conocería como el golem.

La creación del gólem

Acompañado por otros dos rabinos a quienes pidió ayuda, el rabino Löw se dirigió a la orilla del río Moldava cercana a la ciudad de Praga. De allí tomaron arcilla y esculpieron una forma humana. Los rabinos rodearon a la estatua siete veces recitando conjuros, entonces el hombre de barro comenzó a tornarse rojizo y a arder.

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Pájaro tejedor: la leyenda del baya

Pájaro tejedor construyendo su nido

El baya, o pájaro tejedor, es un ave que habita el sudeste asiático y el subcontinente indio. Su costumbre de construir un nido para su pareja y decorarlo con luciérnagas inspiró la leyenda india que lo tiene como protagonista.

El pájaro tejedor, también llamado baya, no sólo se toma el trabajo de construir un confortable nido para su pareja, sino que además se ocupa cuidadosamente — según cuenta la leyenda — de adornarlo e iluminarlo. El nido es construido con raíces y delgadas hebras vegetales en forma de una bolsa colgante, con recámara en la parte superior, donde la pajarita puede poner e incubar los huevos cómodamente.

Pájaro tejedo Baya construyendo el nido con su pareja
La señora Baya (esposa del pájaro tejedor) le da indicaciones a su marido mientras construye el nido: “¿No podrías hacerlo un poco más grande? No creo que los niños y yo podamos estar cómodos allí dentro”.

El tejido del nido del pájaro tejedor es tan denso que impide que los rayos de luz penetren el aposento. Por ello, en la recámara de la señora Baya reinaría la oscuridad, si su marido no se tomara el trabajo de iluminarla.

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La leyenda de la Patasola

Leyenda de la Patasola

La leyenda de la Patasola pertenece al folclore colombiano, y trata sobre el espectro de una mujer de una sola pierna que atemoriza a los campesinos del departamento de Tolima; si bien su influencia se extiende por todo el territorio colombiano. Se dice que es el alma en pena de una mujer que cometió una infidelidad, y no supo valorar ni amar a su esposo.

Cuenta la leyenda de la Patasola que, en cierta región de Tolima Grande, un mujeriego terrateniente quiso un día tener una relación amorosa clandestina con alguna joven compañera. Para concretar su deseo, llamó a uno de sus vaqueros de más confianza y le pidió que fuera a la quebrada y escogiera a la más bella de las lavanderas. “Luego me dirás quién y cómo es”, le ordenó.

Leyenda de la Patasola
La Patasola acechando en la quebrada

El emisario siguió las órdenes impartidas y observó a todas las lavanderas con detenimiento. Enseguida identificó a la más joven y más hermosa: era la esposa de un vaquero compañero y amigo. El emisario regresó a darle al patrón la descripción y demás datos sobre esta bella mujer que luego protagonizaría la historia de la Patasola.

El mensajero

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Leyenda de la virgen de Guadalupe

Virgen de Guadalupe

Leyenda de la virgen de Guadalupe
La virgen de Guadalupe

Así comienza la leyenda de la virgen de Guadalupe: un sábado del año 1531, a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada desde su pueblo a la ciudad de México, para asistir a sus clases de catecismo y a oír la Santa Misa. Al llegar junto al cerro Tepeyac, escuchó una voz que lo llamaba por su nombre.

Juan Diego subió a la cumbre y vio a una señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol. Con palabras muy amables y atentas, la mujer le dijo: “Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo”.

De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, Monseñor Zumarraga, luego de oír a Juan Diego, le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios, y que era su voluntad que se le construyera un templo.

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