En la ciudad de Guanajuato, a unos 360 kilómetros de la Ciudad de México, hay un estrecho pasaje con una escalinata llamado el Callejón del Beso. La leyenda del callejón del beso dice que, cuando dos enamorados transitan por él, deben besarse en el tercer escalón para que su amor dure para siempre.
A continuación, te contamos la historia que dio origen a la leyenda del Callejón del Beso. Esta historia transcurre en México en la época colonial. Las distintas versiones dan diferentes nombres a los protagonistas, pero dado que no afectan a la historia, la contaremos eligiendo los nombres arbitrariamente.
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La leyenda del Callejón del Beso
Doña Carmen era la hija única de Don Emiliano, un hombre avaro e intransigente, quien buscaba algún adinerado comerciante a quien cederle la mano de su hija. Por ello la cuidaba celosamente en su casa, evitando que conociera a hombres comunes y corrientes.
Tan solo pensar que su hermosa hija se enamorara de un pobre pueblerino, lo llenaba de ansiedad. Pero como es bien sabido, el amor es caprichoso y rebelde, y no acepta que se le impongan condiciones materialistas.
Un día, Doña Carmen conoció a Don Luis, un humilde minero con el que se veía en un templo cercano a su hogar, a escondidas de su padre.
Un día en que el joven minero cortejaba a Carmen ofreciéndole agua bendita de sus manos, los enamorados fueron descubiertos. Furioso, Don Emiliano encerró a la joven en su casa y la amenazó con casarla en España con un noble adinerado. De esa forma, además de castigar a su hija, el padre de Carmen acrecentaría su fortuna.
Entristecida, la joven vivió su encierro al lado de su adorada dama de compañía, Doña Brígida. Ambas lloraban todos los días su pena desde el balcón de su recámara.
El joven enamorado no supo en un principio qué hacer.
A Don Luis no se le permitía hablar con su amada. Pero al pasar cerca de su casa, notó que la ventana de la recámara daba exactamente al balcón de la casa vecina, separados por escasos centímetros de distancia. Si compraba aquella casa, tendría la posibilidad de estar en contacto con su amada.
Propuso al dueño de la casa un precio para comprarla. Pero sólo recibió negativas como respuesta, hasta que ofreció un precio tan alto que tuvo que entregar los ahorros de toda su vida. No le importó hacerlo, ya que el alto precio quedó en el olvido cuando se asomó por la ventana y, extendiendo su mano, pudo tocar con los nudillos la ventana del cuarto de su amada.
La sorpresa de Doña Carmen fue mayúscula cuando, asomada a su balcón, encontró a tan corta distancia al hombre de sus sueños. Entonces se juraron amor eterno y planearon cómo se verían todas las noches a través de esos balcones tan cercanos.
Cuando los amantes se encontraban fundidos en un cálido beso, del fondo de la habitación de Doña Carmen se escucharon voces violentas. Era Don Emiliano, que reprendía a Brígida por no dejarlo entrar a la habitación de su hija.
El hombre hizo a un lado a Doña Brígida y, al ver cómo su hija se besaba con el humilde minero, enloqueció de ira. Sin pensarlo ni por un instante, desenfundó su daga y la clavó en el pecho de su hija.
El joven Luis enmudeció de espanto.
La mano de Doña Carmen seguía entre las suyas, pero cada vez más fría y sin movimiento.
Ante lo inevitable, el minero dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin vida. Posteriormente, Luis no pudo soportar vivir sin su amada Carmen. Desesperado, se suicidó, tirándose desde el brocal del tiro principal de la mina de la Valenciana.
Esta trágica historia conforma la leyenda del Callejón del Beso, un pasaje de la zona histórica de Guanajuato. En sus partes más angostas, el callejón mide apenas 68 centímetros de ancho. Los balcones vecinos están casi pegados uno al otro, prácticamente a un beso de distancia. Con el tiempo, se ha convertido en una atracción que atrae a turistas a esa zona en la falda del cerro del Gallo.
Video de la leyenda del Callejón del Beso
El canal Azteca Noticias publicó el siguiente video, en el cual se cuenta la leyenda del Callejón y se ofrece una recorrida por el mismo, para apreciar su estrechez:
Fuente: Inside Mexico
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