La mitología eslava nos cuenta la historia de Baba Yaga, una misteriosa anciana que habita los bosques de Rusia en una casa con patas de gallina y se alimenta de seres humanos. Baba Yaga aparece en numerosas historias y relatos, siendo la más famosa la de Vasilisa la bella, la cual resumimos a continuación.
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Vasilisa la bella
En una historia semejante a la de Cenicienta, Vasilisa era hija de un viudo comerciante, casado con una cruel mujer que tenía dos malvadas hijas. La madrastra y hermanastras de Vasilisa le encargaban las tareas domésticas más difíciles, y la joven las realizaba sin problemas gracias a la ayuda de una muñeca mágica que su madre le había regalado antes de morir.
Con el afán de deshacerse de ella, la madrastra y las hermanastras de Vasilisa la enviaron un día a buscar luz a la casa de la bruja Baba Yaga, confiando en que jamás regresaría. La muñeca le dijo a Vasilisa que cumpliera con el recado, y la guió por el camino correcto hasta llegar a la morada de la bruja. Era una extraña casa, sostenida por patas de pollo y rodeada por una valla hecha de huesos humanos.
La historia de Baba Yaga
La historia de Baba Yaga cuenta que ésta, en lugar de comerse a la bella Vasilisa, decidió ponerla a prueba. Entonces le encargó una serie de arduas tareas domésticas, como limpiar la casa, preparar la cena, separar la paja del trigo y las semillas de amapola de los grumos de tierra. Todo eso antes del amanecer. Y le advirtió que si no cumplía esos encargos, se la comería.
Baba Yaga se fue, dejando sola a Vasilisa, quien, con ayuda de su muñeca, logró cumplir todas las tareas que le había encargado la bruja y también dormir un poco. Al regresar y ver que la joven había cumplido con sus encargos, Baba Yaga decidió dejarla ir. La envió de regreso a su casa con un cráneo y una vela encendida en su interior.
Al regresar a su casa, la vela que le había regalado Baba Yaga encendió en llamas a la madrastra y hermanastras de Vasilisa, luego de lo cual, la joven enterró el cráneo.
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