Fábula de Polifemo y Galatea

Fábula de Polifemo y Galatea

Escrita por el español Luis de Góngora (ver su biografía al final de esta página) la Fábula de Polifemo y Galatea es un poema épico breve de contenido mitológico. A continuación ofrecemos un extracto de la obra (con un vínculo a la obra completa), el análisis de la misma y la biografía de Luis de Góngora.

Fábula de Polifemo y Galatea (extracto)

I

Manuscrito de la fábula de Polifemo y Galatea
Manuscrito de la fábula de Polifemo y Galatea

Estas que me dictó rimas sonoras,
culta sí, aunque bucólica Talía,
¡oh excelso conde!, en las purpúreas horas
que es rosas la alba y rosicler el día,
ahora que de luz tu niebla doras,
escucha, al son de la zampoña mía,
si ya los muros no te ven, de Huelva,
peinar el viento, fatigar la selva.

II

Templado, pula en la maestra mano
el generoso pájaro su pluma,
o tan mudo en la alcándara, que en vano
aun desmentir al cascabel presuma;
tascando haga el freno de oro, cano,
del caballo andaluz la ociosa espuma;
gima el lebrel en el cordón de seda,
y al cuerno, al fin, la cítara suceda.

III

Treguas al ejercicio sean robusto,
ocio atento, silencio dulce, en cuanto
debajo escuchas de dosel augusto,
del músico jayán el fiero canto.
Alterna con las Musas hoy el gusto;
que si la mía puede ofrecer tanto
clarín (y de la Fama no segundo),
tu nombre oirán los términos del mundo.

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Análisis de la Fábula de Polifemo y Galatea

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Cuentos de autoestima para niños: ¿Cómo crecer?

Jardín triste

En los niños, la autoestima es el conjunto de valoraciones y pensamientos que ellos tienen de sí mismos. Con cuentos de autoestima para niños se puede conseguir un mayor positivismo en esas creencias. El objetivo es lograr que los niños se valoren más a sí mismos y sepan lo importantes que son.

¿Por qué es importante la autoestima?

Cuentos de autoestima para niños - Cómo crecer
Las fresias nos enseñan a sentirnos bien con nosotros mismos.

Algunos chicos tienen un concepto elevado de sí mismos. Se consideran a sí mismos valiosos y capaces. Otros, en cambio, se sienten “poca cosa”, inseguros e inferiores a los demás. Los primeros tienen una alta autoestima: viven relajados y felices. Se sienten capaces de enfrentar los retos de la vida. Se consideran merecedores de la felicidad y del éxito. Los segundos, todo lo contrario.

La pre adolescencia es el momento clave para comenzar a tratar la autoestima. Los chicos comienzan a juzgarse a sí mismos a partir de la imagen que otros chicos tienen de ellos. Es crucial que, en los años previos a la adolescencia, se refuerce la autoestima de los niños para ayudarlos a transitar esa difícil etapa de su evolución como personas. Los cuentos de autoestima para niños son de gran ayuda para que los niños refuercen su imagen de sí mismos. Para que reconozcan lo importantes que son.




“¿Cómo crecer?”, de Jorge Bucay

El siguiente cuento de autoestima para niños está basado en la fábula “¿Cómo crecer?”, de Jorge Bucay. En ella, las plantas, personificadas, nos dan una lección de cómo apreciar lo que hay de especial en cada uno de nosotros.

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Discurso del oso, cuento infantil de Julio Cortázar

Discurso del oso, de Julio Cortázar

Discurso del oso es una historia escrita para niños por Julio Cortázar en 1952. Diez años más tarde integraría su libro Historias de cronopios y de famas. Un texto escrito originalmente para niños pasó a ser lectura de los adultos. Cincuenta y seis años después regresó a sus destinatarios originales en un edición con ilustraciones de Emilio Urberuaga.

Discurso del oso, de Julio Cortázar
Discurso del oso, de Julio Cortázar

Soy el oso de las cañerías de la casa, subo por los caños en las horas de silencio. Los tubos de agua caliente, de la calefacción, del aire fresco. Voy por los tubos de departamento en departamento y soy el oso que va por las cañerías.

Creo que me estiman porque mi pelo mantiene limpios los conductos. Incesantemente corro por los tubos y nada me gusta más que pasar de piso en piso resbalando por los caños.

A veces saco una pata por la canilla y la muchacha del tercero grita que se ha quemado. O gruño a la altura del horno del segundo y la cocinera Guillermina se queja de que el aire tira mal.

De noche ando callado y es cuando más ligero ando. Me asomo al techo por la chimenea para ver si la luna baila arriba, y me dejo resbalar como el viento hasta las calderas del sótano.




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