Leyenda del golem
La leyenda del golem (término derivado del hebreo guélem, que significa materia) se remonta a fines del siglo XVI y principios del XVII, luego de concluida la edad media. Trata sobre un autómata creado con arcilla que obedece órdenes escritas en un papel y colocadas en su boca. La leyenda dice que el gólem cobraba vida cuando su creador le encomendaba cumplir una misión.
Tabla de contenidos
Rodolfo II, el emperador del Sacro Imperio Austro Húngaro, había desterrado a la comunidad judía de la ciudad de Praga (capital de la República Checa), culpando a todos los judíos por la desaparición de un niño cristiano. Según la leyenda, un rabino conocido como Rabbi Löw (su nombre completo era Judah Loew ben Bezalel), tuvo un sueño en el que se le pedía que fabricase un hombre de arcilla y le diera vida.
Tal como había hecho Jehová en las escrituras para crear al hombre. Ese hombre de barro obedecería las órdenes de su creador, y se lo conocería como el golem.
Acompañado por otros dos rabinos a quienes pidió ayuda, el rabino Löw se dirigió a la orilla del río Moldava cercana a la ciudad de Praga. De allí tomaron arcilla y esculpieron una forma humana. Los rabinos rodearon a la estatua siete veces recitando conjuros, entonces el hombre de barro comenzó a tornarse rojizo y a arder.
Luego, el rabino Löw lo rodeó otras siete veces sosteniendo en sus manos la Torá. Finalmente, cuando el barro se enfrió, los rabinos recitaron un versículo del Génesis y Löw escribió en la frente del golem la palabra “emet”, que en hebreo significa verdad o firmeza. Con esto, el rabino se aseguraba de que el gólem tuviera siempre la prioridad de hacer justicia para la comunidad judía.
El rabino Löw encargó al gólem que buscara al niño cristiano que supuestamente había desaparecido. El golem cumplió con el encargo, rescatando al niño de donde su padre lo tenía escondido y eximiendo de culpa a la comunidad judía. La historia cuenta que, después de su primer encargo exitoso, el gólem creció y se volvió incontrolable, llegando a matar a varios cristianos.
Entonces el rabino Löw tuvo que intervenir para que el golem no causara más estragos. Una vez que el emperador Rodolfo II le prometió que cesaría la persecución a los judíos, Löw borró la primera letra de la palabra que había escrito en la frente del gólem. Entonces, en lugar de la palabra emet quedó solamente met, que en hebreo significa muerte. Al cambiar la palabra, le quitó a su criatura el don de la vida. Rabbi Löw guardó la estatua de barro en el ático de la sinagoga vieja nueva de Praga, cerrándolo con llave y ordenando que la puerta nunca se abriese.
Un mito popular indica que los restos del Gólem aún se encuentran en la sinagoga nueva de Praga. Y agrega que el monstruo podrá volver a la vida cuando el pueblo judío lo requiera nuevamente para hacer justicia.
Gustav Meyrink es el autor de la novela El Golem (Der Golem), publicada en el año 1915. En ella, el autor austríaco hace una analogía entre la criatura dotada artificialmente de vida y la potencia oculta que se encuentra en el inconsciente de los hombres. En particular, el gólem que describe Meyrink representa al hombre moderno, que lleva a cabo las tareas que se le asignan con estricto rigor, sin motivación y en contra de su propia voluntad.
En 1920, la historia del gólem de Meyrink llegó al cine de manos del director Paul Wegener. La película muda, titulada Der Golem, wie er in die Welt kam (El Gólem, cómo vino al mundo), trata sobre cómo el rabino Löw creó una enorme criatura de barro a quien dio vida mediante hechicería. El propio Wegener encarna al golem en la cinta. Aunque se cita la obra de Meyrink como fuente del film, lo cierto es que la historia de la película no guarda relación alguna con la del libro, más allá de la presencia del golem en ambas.
El médico, etnógrafo y escritor Leopold Weisel (cuyo nombre original era Joachim Löbl Weisel) dedicó buena parte de su carrera literaria a la recopilación de las tradiciones orales y leyendas de los judíos de Bohemia. Para esa tarea contó con la colaboración del también escritor Franz Klutschak.
Entre las tradiciones orales que recopilaron Weisel y Klutschak se encuentra, obviamente, la leyenda del gólem. Ambos literatos escribieron sendas versiones de la historia de la criatura. La de Weisel es más sobria que la de Klutschak y carece de la abundancia de detalles agregados por este último, pero es la más conocida de ambas y la que sirvió de base para posteriores adaptaciones.
Así como Meyrink usó la leyenda del gólem para construir una metáfora del hombre que actúa sin motivación, la cultura moderna también adoptó la figura basada en la leyenda del gólem. Coloquialmente, el golem representa al hombre que actúa desde el conformismo, pero que en determinadas circunstancias podría rebelarse.
En la lengua hebrea actual, el término gólem se usa peyorativamente para tildar a una persona de autómata, carente de iniciativa. Decirle a alguien que “es un gólem” equivale a tratarlo de incapaz de actuar por motivación propia o de llevar adelante sus propósitos.
El escritor argentino Jorge Luis Borges escribió en 1958 un poema titulado El Golem, inspirado en el personaje de la cultura hebrea. El escritor destaca que el gólem es a su creador (el rabino) lo mismo que el hombre es a Dios.
Además de la versión del cine mudo de 1920, la leyenda del Gólem llegó a la pantalla grande en La estatua viviente, una película estrenada en 1966 que trataba sobre el curador de un museo que utilizaba una fórmula para darle vida a una estatua y utilizarla para sus propósitos. El joven curador, de nombre Arthur Pimm, investiga una enorme estatua exhibida en el museo, a los pies de la cual aparecen víctimas muertas en forma inexplicable.
Pimm descubre que la estatua no es otra cosa que el famoso Gólem de Praga. Descubre también que puede controlarla y encomendarle tareas para que lleve a cabo. Sin embargo, al igual que en la leyenda judía, el accionar de la estatua se sale de control.
En el Talmud, la palabra golem tiene el sentido de algo inconcluso, sin una forma definida. En una leyenda sobre las primeras 12 horas de Adán, a éste se lo llama golem refiriéndose a él como un cuerpo sin alma. Cuenta la leyenda que un montón de tierra se convirtió en un golem, una masa informe a la que luego le surgieron extremidades y a la que finalmente le fue insuflada un alma.
Las escrituras dicen que Dios vio en Adán a un posible competidor. Por tal motivo, decidió no darle el aliento de vida hasta tanto no estuviera concluida la creación. Lo mantuvo en estado de Gólem (un cuerpo en estado bruto o inconcluso) y, en el último día, le dio vida.
Si bien no hay una relación directa entre las dos historias, es inevitable trazar un paralelismo entre la leyenda del golem y el libro Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley. Ambos personajes son creaciones humanas dotadas de vida por medios no naturales. En el caso de Frankenstein, la vida que anima al monstruo es creada mediante artificios tecnológicos, mientras que en la leyenda del golem, el engendro recibe el don de la vida por medio de la hechicería del rabino que lo fabricó.
Una diferencia importante entre los dos monstruos es que Frankenstein tenía voluntad e intenciones propias. No obedecía las órdenes de su creador, mientras que el golem era simplemente un autómata. Un caso parecido se da en la historia infantil de Pinocho, en la que el carpintero Gepetto, ansioso por tener un hijo, construye un muñeco de madera y le ruega a las estrellas que lo conviertan en un niño de verdad.
Otros mitos que involucran la creación de seres vivientes por parte del hombre tratan sobre homúnculos elaborados por procesos propios de la alquimia. Entre las muchas leyendas referidas a la alquimia y a los homúnculos, la más difundida es probablemente la de un famoso alquimista llamado Paracelso. La leyenda cuenta que dicho alquimista logró dotar de vida a un muñeco de 30 centímetros, hecho con carbón, mercurio, cabello y piel humanos.
Detrás de toda leyenda siempre hay un poco de realidad. Es por eso que hay quienes creen que es posible fabricar un autómata sirviente que obedezca ciegamente las órdenes que se le imparten. Al fin y al cabo, los robots no son otra cosa que modernos gólems de índole tecnológica. Revisando libros de hechicería, hemos encontrado la siguiente receta para que cualquiera pueda dar vida a su propio gólem. Pero advertimos que, cualquiera que desee intentarlo, debe hacerlo sabiendo los riesgos que ello implica.
Arcilla, barro o algún otro material maleable: cantidad suficiente.
Concluido el ritual, el ser creado con las propias manos habrá cobrado vida y procederá a cumplir con su cometido.
El gólem creado según esta receta carece de moral, ética o cualquier otro criterio para detener o reorientar su accionar. La única razón de su existencia es cumplir con sus instrucciones, sin importar los medios. Los golem suelen salirse de control y utilizar medios reprobables para cumplir con su objetivo, si es que no se le dan instrucciones perfectamente detalladas acerca de cómo llevarlo a cabo. Es por ello que cualquiera que desee crear su propio golem, debe hacerlo bajo su exclusiva responsabilidad.
En los mundos virtuales de Minecraft también es posible construir un gólem que esté a nuestro servicio. En este caso, se tratará de un autómata de hierro que podremos usar para defendernos de ataques de zombies, o simplemente para tener un compañero en el mundo virtual. Para construir un gólem en Minecraft, antes que nada es imprescindible contar con la capacidad de producir hierro en abundancia.
El procedimiento es mucho más sencillo que el que se requiere para construir un golem en la vida real. Para construir un golem en Minecraft hacen falta cuatro bloques de hierro y uno de calabaza. Colocando los bloques de la forma correcta (como se muestra en la imagen), primero los de hierro y luego el de calabaza, aparecerá el golem y cobrará vida, estando listo para hacer lo que le pidamos.
Lee los aspectos más importantes de la historia del autonombrado caballero Don Quijote que, en… Leer más
Medusa, figura trágica de la mitología griega, era una mortal entre las Gorgonas. Su transformación… Leer más
Según las leyendas nórdicas, el Kraken es un monstruo marino de gigantescas proporciones que emerge… Leer más
El Silbón es un alma en pena que recorre los llanos venezolanos cargando una bolsa… Leer más
“5 monedas para 5 alumnos” es un cuento para reflexionar acerca de la mejor manera… Leer más
El origen de los cuentos infantiles parte de la necesidad de contar y del deseo… Leer más
Ver comentarios