Historia

Historia del 4 de julio y la independencia de los Estados Unidos de América

Todos los 4 de julio, los estadounidenses celebran -con desfiles, fuegos artificiales y mucha algarabía- un nuevo aniversario de la independencia de los Estados Unidos de América, declarada en el año 1776. La historia del 4 de julio se conmemora como la conclusión de un proceso independentista que comenzó poco más de un año antes. A continuación, ofrecemos un resumen corto para niños de la historia de la independencia estadounidense y el relato de una hazaña del general George Washington.

Como ocurrió en casi todas las colonias americanas, en las trece colonias que Gran Bretaña tenía en América del Norte comenzaron los deseos de independencia cuando los colonos se dieron cuenta de que podían subsistir con sus propios esfuerzos. Es decir, que no necesitaban que los abastecieran desde Europa y por ello no tenían por qué rendir tributo a un reino extranjero. Pero Gran Bretaña exigía cada vez mayores impuestos a los colonos, cosa que generaba cada vez más inconformidad y protestas.

Cómo fue la historia del 4 de julio

La historia que concluye en la declaración de la independencia de Estados Unidos comenzó el 19 de abril de 1775. En esa fecha comenzaron las acciones de guerra independentista en varias ciudades; entre ellas Lexington y Concord. El ejército de los colonos (llamado Ejército Continental) se componía principalmente de granjeros y hombres de empresa que se vieron en la necesidad de combatir al poderoso y muy profesional ejército británico. Al mando del Ejército Continental estaba George Washington.

A pesar del mayor poderío británico, los colonos tenían algunas ventajas estratégicas: conocían mejor el terreno en los campos de batalla y contaban con suministros prácticamente ilimitados y con el apoyo de la población. Estas ventajas permitieron que los británicos debieran, en ese primer enfrentamiento, emprender la retirada hacia Boston.

La Batalla de Lexington y Concord

Desde ese entonces, los colonos comenzaron a organizarse cada vez mejor y a obtener importantes victorias que subían la moral de los independentistas. A esto se sumó la ayuda económica y logística de Francia y España, lo que terminó de concretar la independencia de los Estados Unidos de América.

La Declaración de la Independencia

La historia del 4 de julio de 1776, ese día se redactó la Declaración de Independencia. En dicha declaración se establecieron los principios legales y filosóficos que guiaron la creación de una nueva nación.

Declaración de la Independencia de los Estados Unidos

Pero los esfuerzos independentistas no terminaron allí. Gran Bretaña no reconoció la independencia de las colonias hasta que se vio impedida de continuar la guerra. Entonces, el 3 de septiembre de 1783, se firmó en Versalles, Francia, un tratado internacional (el Tratado de París) con el que Gran Bretaña reconocía la imposibilidad de conservar las colonias y, entonces, aceptaba la independencia de éstas.

Más tarde, en 1787, Estados Unidos redactó su primera constitución y George Washington se convirtió en su primer presidente.

Repercusiones en todo el mundo de la independencia de Estados Unidos

La historia del 4 de julio y la independencia de Estados Unidos inspiró muchas otras acciones independentistas en otras regiones. Incluyendo el Caribe, Hispanoamérica, los Balcanes, África Occidental y Europa Central, las cuales se llevaron a cabo durante el siglo XIX.

El proceso de independencia de Estados Unidos también fue el germen para un evento de relevancia mundial: la revolución francesa, iniciada en el año 1789.

Una hazaña de George Washington: el triunfo de Trenton

La Batalla de Trenton se desarrolló bajo un manto helado de aguanieve y en una situación desesperante. Si el ejército de Washington lograba atravesar el río Delaware desde Pensilvania hasta Nueva Jersey para sorprender a la guarnición hessiana, sería una victoria de enorme escala y significado.

Los generales de Washington estaban embarcados en un plan atrevido y casi bizarro: un ataque de cuatro puntas durante la noche en la ciudad prácticamente desierta de Trenton. La excepción fue el general Gates, quien, después de fingir una enfermedad, se fue rápidamente al Congreso para hablar de la estrategia de Washington con una descarada deslealtad.

Sin saber lo que tenía por delante, Washington instó a sus hombres a continuar. “Ningún hombre abandonará sus filas bajo pena de muerte”, les advirtió. Tal como les había dicho, los condujo en medio de un reverente y pensativo silencio. El general sabía muy bien que si su plan fracasaba, él y sus hombres serían capturados. La guerra habría terminado. Sin embargo, siguió adelante.

El Cruce del Delaware

En la noche más oscura, los 2.400 hombres de Washington comenzaron su viaje de 250 metros a través del río Delaware en barcos Durham. Transportaban también caballos al borde del pánico y cientos de toneladas de artillería. Tardó horas, mientras una tempestuosa tormenta sacudía las aguas heladas y la inminente luz del día amenazaba su secreto.

Marcha bajo la nieve

Una vez que todos sus hombres estuvieron a salvo en la otra orilla del río, con los ojos fijos y la mandíbula apretada, Washington los dirigió en una marcha de nueve millas hacia Trenton. La nieve atacaba a las tropas directamente en la cara. Las armas se empaparon y se volvieron inútiles. Pidiendo arreglar las bayonetas, Washington galopaba junto a la columna de hombres destrozados, reuniéndolos en la temprana luz apagada por la nieve: “¡Adelante, muchachos!”, gritó. “¡Continúen!”

Ya posicionados en terreno elevado, los hombres de Washington se encontraron con los desprevenidos hessianos. Los cañones del general Knox anunciaron su llegada. “¡Marchen adelante, mis valientes compañeros!”, dijo Washington, instando a su caballo. “¡Síganme!”

La victoria estadounidense se consolidó en apenas una hora. Cuando el general se enteró de la rendición final de los hessianos, sacudió enérgicamente la mano de su oficial. “Mayor Wilkinson”, dijo, “este es un día glorioso para nuestro país”.

Washington prometió tratar a los prisioneros con dignidad. Y en sus órdenes generales del 27 de diciembre, elogió afectuosamente a sus tropas. “El general, con la mayor sinceridad y afecto, agradece a los oficiales y soldados por su comportamiento enérgico y galante en Trenton el día de ayer”. Quizás fue su espíritu y gallardía lo que los inspiró.

Fuente: Washington’s triumph at Trenton

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